Arabia Saudí y Mar Rojo a bordo de MSC Bellisima
Mi crucero por el Mar Rojo y Arabia Saudí a bordo del MSC Bellisima
El viaje al Mar Rojo comenzó con el vuelo de la aerolínea Saudi Arabian con una duración de 5 horas y 40 minutos. Tenemos una diferencia horaria de 2 horas, con lo que cuando llegamos al aeropuerto Internacional Rey Abdulaziz eran casi las 7 de la mañana.
Nada más llegar pude experimentar el contraste de temperatura, unos 25 grados de temperatura y bastante humedad en el ambiente. Al llegar al puerto hubo que hacer unos cuantos trámites y entrada al barco para empezar a disfrutar de la experiencia.
El barco, MSC Bellisima
El barco MSC Bellisima es un buque bastante nuevo y grande, fue inaugurado en 2019, es elegante y perfecto para este itinerario. Se ha adaptado al destino con decorados inspirados en el desierto y la mayor característica de ésta adaptación, es el hecho de haber habilitado una de las piscinas del barco, la Grand Canyon, en la que tan sólo está permitida la entrada a mujeres. Ésta piscina está cubierta y tiene también dos jacuzzis, donde las mujeres árabes que lo deseen pueden pasar un rato refrescante y tranquilo.
Comienza la aventura, Jeddah
Tras tomar un almuerzo en el barco, con una gastronomía también muy adaptada a nuestro destino, me puse en marcha para conocer la ciudad de Jeddah.
Jeddah es una ciudad con mucha historia y cultura. Sus calles están llenas de color, aromas orientales y arquitectura tradicional. Lo que más me llamó la atención es que su gente local se sorprendían más de nuestra apariencia que nosotros del lugar. Fueron varias las personas y niños que se me acercaron para grabarme o hacerse fotos conmigo.
Hay que tener en cuenta que Arabia Saudi es un país que no ha estado abierto al turismo hasta el año 2019, y después llegó la pandemia que cerró todas las fronteras, por lo que se puede decir que somos de los primeros turistas que llegábamos a éste país y eso se notaba. No sólo en la gente , también en los puertos a los llegábamos donde aún no hay las típicas tiendas de souvenirs y personas ofreciéndose como taxis, pero fue una sensación magnífica.
Ya de vuelta al barco no faltó la fiesta Noche Arábiga donde disfrutamos de la música árabe, clases de baile y Sishas al aire libre. El alcohol no está permitido en los puertos de Arabia Saudi mientras el barco está atracado, pero una vez que el barco entró en navegación pude disfrutar el primer cóctel fresquito.
King Abdullah, Pure Beach
Al día siguiente llegamos al puerto King Abdullah. Éste prometía ser un día de relax y divertido en la playa y así fue. Tras un traslado de unos 40 minutos en autobús, llegamos a una playa privada.
Pure Beach es una playa amplia, de arena muy fina y clara, y aguas cristalinas. Por cosas que aún no comprendo. me pidieron el teléfono móvil a la entrada para meterlo en una funda que sellaban durante mi estancia en la playa. Pero después todo fue diversión.
La playa está perfectamente cuidada con hamacas, sombrillas, tres barras donde puedes pedir cualquier bebida (no alcohólica), columpio, hamacas colgantes, camas balinesas y todo acompañado por una excelente música Chill Out.
También ofrece piraguas transparentes, con las que puedes dar un paseo para descubrir parte de la playa mientras observas el coral y distintos peces desde la misma barca. Y para un poco más de acción, también tienes el parque acuático hinchable, es bastante grande. Yo con tan sólo un cuarto de la yinkana que hice acabé bastante cansada…
Yanbu, puerto de escala en el Mar Rojo
Al día siguiente llegamos al puerto de Yanbu. Aquí el barco atraca en la misma ciudad. De echo, desde el barco puedes ver la corniche donde los locales salen a pasear y tomar té o cenar una vez que cae el sol.
Los sauditas hacen la mayor parte de vida una vez que cae el sol, debido a las altas temperaturas. Aunque tengo que decir que a mi personalmente me pareció una temperatura excelente durante todo el viaje. Mientras que en Madrid estaban a 1º de temperatura, yo durante todo mi viaje he tenido una media de 24º.
Primer día en Yanbu. Al Ula, Hegra y Roca Elefante.
El primer día en Yanbú fue de los más emocionantes, con una excursión de lo más completa. Tras tomar un vuelo doméstico de apenas 50 minutos llegamos a Al Ula. Al Ula está situada en un entorno desértico con mucha magia, en las montañas de Hiyaz. La visita la hacemos por la ciudadela del siglo X. Encontramos casas de ladrillo, tiendas y un bonito laberinto de callejones y plazas.
Tras una parada para retomar fuerzas con una comida típica árabe en la que no faltó todo tipo de comidas, bebidas y postres, continuamos hacia Hegra. Es la segunda ciudad más importante de los Nabateos, estuvo oculta en la arena del desierto durante siglos y ahora es el primer sitio de la UNESCO en Arabia Saudí. He de decir que Hegra ha sido el lugar que más me ha impresionado de todo el viaje. Nos encontramos con grandes tumbas y panteones exculpidos en la misma roca de arena por los nabateos. Es una necrópolis abierta al cielo que data del siglo I a C.
Y a pocos Kilómetros, nos encontramos nos encontramos la majestuosa «Roca del Elefante». La escultura principal se trata de dos rocas monolíticas, la «trompa» y el «cuerpo» que destacan sobre el panorama desértico rojizo. Ésta auténtica maravilla de la naturaleza tiene una altura de 52 metros. Su naturaleza es debida a la erosión por el agua y viento durante millones de años.
Segundo día en Yanbu. Isla Baridi
En nuestro segundo día en Yanbu, y para descansar tras una jornada larga el día anterior, decidimos hacer la excursión a la Isla Baridi. Comenzamos con un trayecto de unos 30 minutos en autobús a una pequeña Marina donde tomamos una lancha hasta nuestra salvaje isla.
Según se acerca la barca a la pequeña isla podemos apreciar las aguas cristalinas e impecables del Mar Rojo. No sabría cómo describir lo que sentí al ponerme el equipo de snorkel y aletas y sumergirme en esas cálidas aguas. Fue increíble el descubrimiento de aquel majestuoso arrecife de coral, lleno de vida marítima por todas partes. Peces de distintos tamaños y colores hicieron que ni me diera cuenta de las 2 horas que pasé bajo el agua buceando.
Tras un merecidísimo almuerzo, momento relax para tomar el sol, y después un paseo para recorrer el total de la isla, nos preparamos para el regreso al puerto. El trayecto de vuelta es muy divertido ya que el conductor de la lancha ameniza la casi hora duracción con música y agua refrescante.
De la vida a bordo poco voy a contar en éste post, ya hablamos en otros y éste post lo quiero enfocar la destino, sólo decir que el barco, Msc Bellisima ha sido todo un acierto y de nuevo, una experiencia de diez a bordo.
Petra, Jordania
Y llegamos a la joya de la corona del recorrido con Petra. Aunque he de decir, que sitio arqueológico de Hegra no tiene nada que envidiar a Petra, de echo, es conocido como La Petra de Arabia Saudí.
Es descomunal la inmensidad de la maravilla natural que aquí nos encontramos. No pude evitar sentirme como si estuviera dentro de una de las películas de Indiana Jones.
Puerto de Aqaba
Ya la entrada en el puerto de Aqaba fue todo un acontecimiento, ya que pude observar el amanecer desde mi camarote recorriendo el Golfo de Aqaba, también conocido el Goldo de Eliat. Allí subimos a el autocar que nos llevó a través de la carretera del desierto. Pasamos muy cerca del famoso desierto Wadi Run ó valle de la Luna. Y pudimos observar por el camino algunos asentamientos de pueblos de origen nómada. Según nos contó nuestro guía, hasta hace poco continuaban con su actividad nómada y aún se pueden ver algunas haimas negras típicas de éstos poblados, pero ahora el Gobierno les está ayudando con tierras y casas, lo que hace que se vayan asentando.
Pudimos ver a un lado la vía del ferrocarril del Hiyaz, llamado así porque era usado por los peregrinos que llegaban a La Meca. El paisaje sigue siendo de un color rosado espectacular.
La ciudad fue descubierta en 1812, es una auténtica obra de arte excabada en roca. Petra fue un oasis artificial hecho por un sofisticado sistema de conductos. Extraordinarias estructuras y columnas de decenas de metros de altura esculpidas en la roca han resistido el paso del tiempo.
A la ciudad se llega a través de un estrecho cañon, por donde nos vamos encontrando distintos templos y tumbas escavadas en la rojiza arena. Creo que la construcción más famosa es la llamada El Tesoro, donde puedes hacer unas fotos de vértigo en sus alrededores, y disfrutar de una de las esculturas más llamativas.
El recorrido lo puedes hacer también a caballo, camello o carrito, lo aconsejo en todo caso a la subida de la ciudad, es decir al regreso si te encuentras muy cansado, pero no si no es necesario si tu estado de salud es bueno.
Y con ésta excursión acaban nuestras experiencias en éste sorprendente destino, ya que el último día del itinerario lo hacemos en navegación para regresar a Jeddha, donde tomaremos de nuevo el avión con regreso a Madrid.
Me quedo con una sensación increíble de haber descubierto un país aún en estado natural, salvaje y lleno de muchas posibilidades, aunque sé que si vuelvo hacer éste viaje dentro de 3-5 años es muy probable que haya cambiado enormemente. Sin duda un viaje espectacular que recomiendo a cualquier viajero.
Descubre el Mar Rojo en crucero
Espero que este recorrido os haya gustado tanto como a mi. Que he vuelto con una sensación que tenía casi olvidada. La de ver un lugar por descubrir, virgen de turismo como quedan pocos en el mundo.
Rebeca, nos alegramos muchísimo de ese Crucero que acabas de hacer, nosotros hicimos uno parecido de 21 días saliendo desde Atenas, con vosotros y quedamos encantado con esas maravillas del mundo Árabe, no nos importaría volver pero tenemos en mente otro destino que pronto nos pondremos en contacto para poder concretarlo, un saludo de Pilar y Joaquín.
Hola Joaquín, qué alegría me da ver tu comentario.
La verdad que un viaje maravilloso, además a un destino poco explorado y fascinante.
Ya sabes que cuando quieras nos comentas tu destino y nosotros nos ponemos en marcha para prepararte el viaje.
Un beso para Pilar.